lunes, 2 de enero de 2012

Salto a la realidad.

Como el vecino que no quiere ver, escuchamos el ruido de las balas, nos asomamos a la ventana y permanecimos allí. Pasivos e inmóviles contemplamos cada una de las atrocidades que se iban cometiendo. Como en una película. Como si nunca fuera a formar parte de nosotros. Como si dos horas más tarde se fuera a convertir en sólo un comentario desafortunado o  en un capítulo descafeinado de la serie de moda.

Pero no es así. Ahora resulta que el vecino somos nosotros. Que las imágenes han saltado de la televisión a nuestras vidas, a nuestros amigos y hermanos. ¿Y qué? ¿Ahora qué? ¿Seguiremos sentados en nuestra butaca? 

Claro está que la mayoría no sabemos ni por dónde empezar. No sabemos cuál ha de ser el siguiente paso. Pero desde luego no es permanecer pasivos e inmóviles. Desde luego no permanecer bajo el paraguas del miedo.

Yo por mi parte seguiré buscando respuestas, y entre tanto, intentaré ayudar a algún amigo. Posiblemente sea un buen comienzo.

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