lunes, 10 de enero de 2011

Hoy no me aguanto.

Hoy no me aguanto.


Hoy no me aguanto.

No soporto el peso de mis parpados
y el aire que expiro,
rezuma el aroma rancio y podrido
del corazón que vagamente me sustenta.

No existe pena más alta que la mía
y lejos de mi,
no encuentro consuelo ni en la sangre
ni en la sal que dulcemente escuece mis heridas.

Tan amargo y tan poco tacto,
tan frío y seco en tan desvalido cuerpo
que por no merecer,
no merece ni ser muerto.

Hoy sonrío a la mala suerte
y al caprichoso destino le pido,
que sin quererlo se lleve este infructuoso desaire
que limita las ganas de existencia de unos ojos,
que en otros tiempos fueron luz y guía
de un alma creciente y vigorosa como la mía.
               

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