lunes, 21 de enero de 2013

Plenitud.

Gabriel marcha a su trabajo bien temprano Suele salir de casa cuando Silvia aun duerme. A veces, le gusta sentarse a desayunar a los pies de la cama a observar como ella dulcemente duerme. Totalmente ajena a que eso pueda suceder, sin ser participe a pesar de ser co-protagonista.

Mientras, Gabriel piensa, recorre mentalmente todo el tiempo compartido, todos los días heroicamente enfrentados desde la humildad de la cotidianidad. Arrancando pequeños momentos como ese, que a veces parecen perderse en el desidioso día a día; y que él ha sabido fraguar y elevar hasta la máxima plenitud de su felicidad.

Aun hoy recuerda aquella época de su vida en la que creyó ser capaz de cambiar el mundo, aquel ímpetu que le llevaba a enfrentarse con pasión, y poca tolerancia, a todo aquel que ponía en entre dicho sus utópicos pensamientos. Cuántas discusiones, cuántas conversaciones perdidas en la nada del no hacer nada de nada entre cervezas, copas y grandes amigos. 

Hoy mi visión del mundo es bien distinta - se dice. Si bien antes quise erradicar la pobreza, la guerra o el hambre del mundo... contra los que aun lucho. Mi objetivo hoy es bien distinto y más honesto. Pues, ¿cuánto mayor puede ser la plenitud y el sentido en la vida de un hombre, que entregarla al amor y la felicidad de su mujer y sus hijos? Sin duda este es el sentido de mi vida.

1 comentario:

  1. Entregar la vida, a la propia vida, los ríos que vuelven a su cauce, al origen de las cosas, al origen de la vida. Venimos de la vida, del amor de unos progenitores y volvemos a encontrar la vida en el mismo lugar. Después de recorrer con perspectiva nuestro camino de lucha, de entrega, al fin y al cabo de autoconocimiento.
    Me ha gustado mucho la sencillez del texto, que deja así en realce, lo realmente importante.
    Tu has puesto solo un ejemplo de alcanzar plenitud, pero son varios los actos por los que se puede encontrar la plenitud, siempre que se parta desde la entrega sincera, humilde, honesta y porque no, cargada de errores. Al menos eso pienso, desde mi humilde experiencia.
    Gracias por esta oportunidad de canalizar sentimientos a partir de tus trazados con las letras.
    Gracias Arturo.

    ResponderEliminar