viernes, 16 de noviembre de 2012

La Mujer y el Poeta / 5

Corría el poeta desesperado, una punzada sentía en su pecho. Los ojos vacíos y locos. La fuente quebrada. Retorno de agua turbia que se mastica y no sacia.  

La pasión no existe. La pasión no existe ... - repetía una voz oscura, profunda y rasgada.

La Mujer, viéndole desaforado, coge sus manos y relajando la agitación de sus brazos, pregunta - ¿Qué ocurre Poeta?

- Dicen por ahí, Mujer, que la pasión dura un suspiro. Que no es más que la ilusión del corazón oprimido que al explotar, se consume vivamente por el deseo a tientas. Sin ver, sin mirar más allá del segundo en que se halla. Desprovisto de perspectiva desaparece igual que apareció. Como una explosión de ausencia enmudecida. Y quien padece el mal de sufrirla, ya no tiene más posibilidad de vivir que olvidándola.

- Quien habla así no conoce el amor - Poeta. El amor perdura en la intemporalidad de nuestras vidas cuando deja de ser un sentimiento, para ser una actitud. El que ama sinceramente, el que se entrega realmente a todo lo que vive, amor sincero halla. Y cuando el amor es el manantial,  la pasión brota sin más. 

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