Cuántos años caminando en compañía de los bancos. De las farolas y los parques compañeros. Amando el susurrante aleteo de las hojas que caen, de las ramas y los pájaros.
Sus ojos se vacían con los años. Pero se ven más que nunca. Cómo cada día de paseo enamorado.
Todavía ella le pregunta por su nombre. Cómo si no lo conociera, como si nunca lo hubiera escuchado.
Danzando con la arena, juegan a encontrarse cada tarde en cualquier patio.
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