Caídos de un sueño, los amantes se encuentran en un no-lugar. Un espacio indeterminado y no estacionario en el que todo es transito. Nada queda, nada prevalece. Todo arde y se volatiliza.
Queroseno embriagador que se ofrece a la entrega absoluta. A la huida hacia delante con la única promesa de prometerse nada. Al amor absoluto de quien no puede perder, con sólo el deseo de empatar a mordiscos en la cama.
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