miércoles, 7 de diciembre de 2011

Sutilezas.

En la ciudad de los sesgos vivía la familia Brezos. Su llegada fue muy sonada, ya que allí todo guardaba el equilibrio de la nada. Las diferencias entre sus habitantes eran tantas que no las había. Y uno no tenía más que observar sus miradas para tomar consciencia de la vacuidad de su estancia.

Las calles. los edificios, los parques, las aceras y sus entrañas estaban formadas de materia insustancial, de humo y plumas de aves que no vuelan y árboles que renuncian a los frutos de sus ramas. Sus gentes andan pero no caminan, oyen pero no escuchan, hablan pero ni silban ni cantan.

Un día, el pequeño Gabriel preguntó a su padre.

- Papá, ¿qué les pasa?

- Pobrecitos Gabriel, nacieron adultos.

1 comentario:

  1. Suerte tenemos aquellos que, andando por la vida rodeados de adultos que siempre lo fueron, o que olvidaron no haberlo sido, sentimos a nuestro lado la compañia de alguien que aun piensa que el arco iris se produce entre dos charcos. Solo seremos adultos cuando queramos serlo, o cuando las circunstancias nos obliguen a ello.

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