Seguramente estos días sean especialmente especiales para muchos de nosotros, días en los que estar con nuestros seres queridos y derrochar alegría. Comeremos marisco, tomaremos vino blanco verdejo o airen proveniente de algún lugar conocido y llenaremos nuestros buches ferozmente sintiendo esa gran sensación que produce el "me he inchao", convirtiéndose en la frase más celebre que hayamos escuchado a día 8 de enero.
Y, tal vez, o seguramente, también sean días especialmente especiales para muchos otros que viven pendientes de que nos sobre algo. De que seamos capaces de compartir aunque sea sólo un juguete solidario, que aunque no se come entretiene al hambre, si es que todavía quedan fuerzas para sentirla. De que nuestros queridos ídolos del fútbol, baloncesto, música, políticos y famoseo en general, laven su conciencia y de paso la de otros tantos, realizando campañas publicitarias y actos benéficos en algún gueto o poblado en los confines de la desidia humana que los condena.
Y es que, en navidad está feo que la gente pase hambre. Pero claro, tenemos la mala costumbre de necesitar comer todos los días.