miércoles, 30 de noviembre de 2011

lunes, 28 de noviembre de 2011

Encuentros.


Son las doce, el sol brilla radiante en una de esas mañanas de febrero en que disfrutar de los primeros días de temperatura primaveral. Paseo mi libro por las calles buscando un banco en el que sentarme a leer en la placidez de un domingo cualquiera. Me acompañan mi sonrisa y mis gafas, ganas de estar solo y una de esas historias contada por alguien que no la vivió, y todos querríamos saborear.

Atrás quedo la noctambulidad del deseo, las copas y la música parca en aromas. Las sonrisas forzadas, las ganas de ganar y los amuletos imperfectos. Atrás quedo otra noche que no recordare, solo eso, otra noche.

Me sorprendo leyendo nuevamente, me encanta sumergirme en las historias, sus personajes, sus vivencias. A veces me imagino sus vidas mas allá de los libros, me adentro en sus temores, en sus ilusiones. Sufro, lloro y río con ellos. Los hago tan míos que los echo de menos,  y pienso en cómo será su vida no escrita.

Sonrío de nuevo y continúo leyendo, pero noto algo extraño. No tengo la misma fluidez en la lectura y me cuesta generar imágenes mentales. Algunos pensamientos se cruzan y tomo consciencia de que algo me turba. Entonces siento que alguien me esta observando y me doy cuenta que lleva haciéndolo un buen rato.

Levanto nuevamente mi mirada del libro y veo a una chica mirándome fijamente. Siento sus pupilas tatuándose en mi mirada. La fuerza de su gesto me transmite serenidad a la vez que su presencia me inquieta, me atrae. Intento disimular y seguir leyendo, pero no puedo. Un deseo irrefrenable me invita a mirar y tengo la sensación de que ella es consciente de mi estado.

Observo por encima de mis gafas mientras procuro no hacer un gesto brusco con la cabeza. No quiero que me vea, pero ya es tarde. Su sonrisa me espera cuando acabo de bajar la cabeza con torpe gesto de disimulo y me pongo tan colorado que si alguien me pusiera un termómetro se evaporaría, cristal incluido.

Entonces se levanta de su banco y se acerca lentamente hasta mi, se sienta a mi lado sonriendo mientras yo, incrédulo, no sé que decir.

La admiro. Y genialmente dice:

- Si sigues mirándome así, tendré que besarte.


martes, 22 de noviembre de 2011

Ella siempre gana. Lugares Comunes.


Inicios.


Entre todos,
acordamos no caminar si uno no caminaba, 
no hablar si uno no hablaba,
no sentir si uno no lo vivía.

Y, por extraño que parezca,
fuimos seres inertes durante horas.

Desde entonces,
ya no pudimos parar.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Reflexión.


A veces resulta complicado poder llegar a comprender la magnitud que las cosas que suceden tienen sobre tu propia persona. Llegar a observar de manera totalmente objetiva y ajena a las insuflaciones de cualquier procedencia que puedan enturbiar aquello que siento o entiendo de todo esto que se me ha presentado delante, atendiendo a todo su espectro, y sobre todo, abierto a que toda la seguridad que te han otorgado las paredes de la fortaleza mental que uno ha ido construyendo a lo largo de su vida, se venga abajo.

Tal  vez, lo más curioso de todo sea que toda esa ruptura con lo que creí o quise, me genere una sensación de liberación y fuerza mayor. Y que mi mente se abra a la existencia de otras percepciones, de otras realidades de mayor trascendencia.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sólo una opinión.

Tal vez, después de todo, lo más bello en la vida sea sentirse limpio, saberse honesto, y disfrutar de cada una de las personas que te rodean. 

Pero esto es sólo una opinión.