Las luces dejan al descubierto la accidentada tez del actor tantas veces honrado. Su piel es tan fiel al maquillaje y los años, como al desgaste de la imagen que respira al otro lado del espejo. Su voz, sus gestos y su sonrisa pertenecen ya más al personaje que lo habita, que a su propio aliento.
Se mira y no se encuentra. Tantas veces sobre actuado, tantas veces ovacionado que ha olvidado quién es, y de dónde ha llegado.
Se mira y no se encuentra. Tantas veces sobre actuado, tantas veces ovacionado que ha olvidado quién es, y de dónde ha llegado.
se mira y no se encuentra.... tantas veces sobre-actuado...
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