Hoy no me aguanto.
Hoy no me aguanto.
No soporto el peso de mis parpados
y el aire que expiro,
rezuma el aroma rancio y podrido
del corazón que vagamente me sustenta.
No existe pena más alta que la mía
y lejos de mi,
no encuentro consuelo ni en la sangre
ni en la sal que dulcemente escuece mis heridas.
Tan amargo y tan poco tacto,
tan frío y seco en tan desvalido cuerpo
que por no merecer,
no merece ni ser muerto.
Hoy sonrío a la mala suerte
y al caprichoso destino le pido,
que sin quererlo se lleve este infructuoso desaire
que limita las ganas de existencia de unos ojos,
que en otros tiempos fueron luz y guía
de un alma creciente y vigorosa como la mía.
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