Dos manos y una boca
Dos manos y una boca
rozaban mi piel
sin tan sólo quererlo.
Ellas no lo sabían
pero mi cuerpo ya se había embriagado de su sonido y su luz
cuando las primeras palabras salieron de sus labios.
Mis manos sueñan con su boca
cuando mi boca desea ser tocada por las suyas,
y es que bocas y manos tienen tanto que decir
que el tiempo es nada cuando las horas son risas y miradas.
Pero no siempre dos bocas y cuatro manos se desnudan cuando uno quiere,
y es posible que esta vez
todo se quede en ese deseo que habita entre dos cuerpos
pero una sola boca.