Las imperfecciones del otro.
Cuidado como pisas,
como hablas,
como vistes
y como sueñas.
Se han establecido unos parámetros.
Se ha realizado una criba.
Arriba los que observan,
los que ponderan el color,
el olor
y las formas de tu tez y tu pelo.
Los que calculan la rentabilidad del ímpetu de tu corazón y tus brazos.
Los que otorgan el poder al producto,
y no al proceso y al esfuerzo de tu ilusión y tu entrega.
Los que pisan sin valorar al ser humano que hay detrás de toda condición,
por que han olvidado que la única condición es la de ser humano.
Aguerrida mirada de quien juzga y barema la sonrisa del otro como respuesta,
y no como ejercicio de gratitud sincera ante el gesto.
Distorsionada mirada de los que ven imperfecciones en el otro,
y no diversidad como fuente enriquecedora de una misma oportunidad.